Poco, muy poco tengo que decir hoy. Acabo de volver a ver Erase una vez América y no me siento capaz de proferir una sola palabra. La escena final, la imagen de Noodles (Robert de Niro) sonriendo mientras fuma opio, es acongojante. Un hervidero de ruido que destroza por los aires todo aquello que hasta entonces estábamos viendo y coloca a la sinrazón como el primer eje temático de esta lírica y trágica obra. Por supuesto ya tengo en mis manos la biografía de Harry Grey, The hoods, en que se basó Sergio Leone para realizar este épico y crepuscular homenaje a la Norteamérica de principios del siglo XX. Un tiro en la frente a la compostura y la moderación repleto de nostalgia. Shalam
عِنْد الشدائِد يُعْرف الإخْوان
Nuestros hábitos siempre son extraños para algún otro
0 comentarios