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Mar 27, 2020 | 0 Comentarios

Leía ayer un excelente artículo de Gonzalo Vázquez en jotdownhttps://www.jotdown.es/2020/03/memoria-de-un-tuit-suicida/, donde comentaba los graves problemas diplomáticos y económicos que había causado en la NBA un tuit escrito por Daryl Morey, director deportivo de Houston Rockets, en el que se ponía de parte de los ciudadanos hongkoneses sublevados frente al gobierno chino: «Fight for freedom, stand with Hong Kong». Todas las consecuencias de esta breve frase están perfectamente explicadas en el texto citado y quien desee conocerlas únicamente tiene que leerlo. Sí me gustaría sugerir que lo que a mí en concreto me ha llamado la atención no han sido los millones de dolares de pérdidas que generó aquella pequeña soflama ni las amenazas de muerte, la suspensión de contratos o la crisis institucional sino otra frase emitida meses después por Haylen Brown, el alero de los Celtics. Un hombre respetado por su saber estar e inteligencia que declararía en el Boston Globe lo siguiente: «No quiero comentar nada porque no quiero soltar nada incorrecto».

Una respuesta que Haylen daba evidentemente para no generar más problemas en una cuestión tan tóxica pero que he de reconocer que me asombró porque me parece que resume toda nuestra época. De hecho, es de las mejores que he escuchado jamás dadas las circunstancias de los últimos tiempos. Porque demuestra que las filosofía que recorre las novelas y relatos de Kafka ya se encuentra completamente instalada en el disco duro occidental. Que Kafka ya es -lo sepan o no los ciudadanos- tan popular e influyente como Walt Disney, Netflix o Messi. Y que probablemente ya es al escritor checo a quien hay que remitirse no sólo para comprender los problemas de la justicia, el aislamiento social o la falta de sentido de nuestro mundo sino también para entender las redes sociales o el deporte actual globalizado. Haylen por ejemplo no dijo en ningún momento su opinión porque sabía que, al igual que Joseph K, se encontraba juzgado y declarado culpable de antemano. Si respondía con una valoración positiva a favor de la libertad de expresión su camiseta sería quemada por los hinchas chinos y si echaba una reprimenda a Morey por su impertinencia sería abucheado por el público norteamericano. Y en esas condiciones, sólo le era permitido callar. Destino que, de una manera u otra, vivimos actualmente la mayoría de ciudadanos que, contra nuestra voluntad y ante nuestro asombro, comprobamos que no importa si lo que decimos está más o menos fundamentado o es razonable, vamos a ser fusilados de un lado o de otro. Por lo que, finalmente, postrados o no ante el Gran Hermano, nos decimos a nosotros mismos antes de expresar nuestro punto de vista sobre cualquier conflicto: «No quiero comentar nada porque no quiero soltar nada incorrecto». A lo que habría que añadir que en verdad tampoco importa si guardamos silencio porque ya todo es incorrecto. Y lo que más, vivir. Shalam

دعهم يتذمرون ، لأنهم دعونا نرسل

Dejadlos murmurar, pues nos dejan mandar

 

No quiero comentar nada porque no quiero soltar nada incorrecto».

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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