AVERÍA DE POLLOS: Inicio E Música E Vino y muerte

Vino y muerte

Nov 5, 2020 | 3 Comentarios

¡Qué enorme vacío! El pasado septiembre murió Dave Kusworth. Un músico esencial del que he de confesar que no tenía conocimiento hasta entonces. ¿Cómo puede ser esto? Ni idea. Sinceramente, no sé cómo no había escuchado hablar antes de él. Sobre todo, porque fue parte importante de un disco que adoro, The State We’re In de Dogs D’amour, cuyos méritos atribuía casi en exclusiva a Tyla. ¡Lo que es la ignorancia! Lo cierto es que desde su fallecimiento, no ha habido casi un solo día durante el que no escuche cualquiera de los temas de su trayectoria en solitario o de los que grabó con The Bounty Hunters y la impresionante banda que fundó junto a Nikki Sudden y Kevin Paul Godfrey: Jacobites. ¡Cuánto lamento no haberlos seguido en su momento! Supongo que suena exagerado, pero no haber acompañado las distintas metamorfosis musicales realizadas por Nikki, Dave y Kevin se me antoja parecido a tener 18 años cuando New York Dolls lanzaron su primer disco, vivir en Estados Unidos, y no enterarme. Más aún en la era internet. ¡Maldición! ¿Puede ser eso posible? Desgraciadamente, en mi caso, sí.

…………………….

Dejando a un lado la interesante trayectoria en solitario de Kevin (cuyo nombre artístico era Epic Soundtracks), lo de Nikki y Dave es de traca. Se me ocurren pocas parejas que simbolicen tanto lo que es el rock como ellos. Lo llevaban y vivían en sus entrañas a niveles que resulta difícil hacer entender a quienes no los conozcan. A mí me bastó escuchar dos o tres temas de God Save us poor sinners para saber que eran de esos músicos cuyo camino no tiene retorno. Nikki era una mezcla entre Roger McGuinn y Marc bolan. Aunque, desde luego, también tenía cosas de Ronnie Lane y hasta de Nick Drake. Nikki era más lírico que Dave. Tal vez más folk. Pero vivía con la misma intensidad la música. Más que un medio de vida, era una adicción para ambos. Dave era probablemente el más stones de los dos. El más David Johansen y Stiv Bators. El más pirata. Pero lo cierto es que ambos, repito, eran carne y alma de taberna y blues. Flores salvajes crecidas en el mismo jardín que The replacements, Hanoi rocks, Keith Richards y New York Dolls. Artistas ebrios y suicidas hasta decir basta. De esos que viven y mueren con una guitarra en la mano izquierda y un vaso de vino o de whisky en la mano derecha. Y a los que, por tanto, era inútil intentar reconducir su carrera en base a estrategias comerciales.

…………….

Estoy seguro de que la mayoría de managers que tuvieron, (desconozco cuáles fueron), se quedarían impresionados con su talento pero también se sentirían impotentes de poder exprimirlo comercialmente. Porque tanto Nikki como Dave eran intensos y líricos. Almas perdidas en medio del océano rock a los que se percibía que nada les importaba más allá de la música. Y no encajaban en ningún otro compartimento de la sociedad. Su estilo era andrajoso y bohemio y no iban a cambiarlo por vender unos cuantos discos más. Si algo se trasluce al escuchar su amplia discografía es que ambos eran excelentes e inagotables compositores y también que vivían en su mundo. No estaban en esto por el dinero sino porque no conocían otro estilo de vida. Si les hubieran puesto cien mil dolares en la mano, se habrían gastado inmediatamente un buen pico en drogas y renovar algunos instrumentos, y se habrían puesto a componer y pensar en la próxima gira sin darle más importancia al tema económico. El tamaño de su cuenta bancaria no iba a condicionar, desde luego, a su obra.

…………….

La mayoría de los discos de Jacobites parecen haber sido grabados en directo. De corrido. En una sola toma. Tienen un delicioso sabor a jam session. Exudan olor a pub de los 60 y los 70 y a concierto acústico realizado en total intimidad y libertad. La verdad es que por todos ellos planea el espíritu de Johnny Thunders. Tanto es así que he tenido que leer los créditos de sus obras más de una vez para certificar que el rey del rock subterráneo y travestido no había colaborado con ellos.

                                                           ………………..

Algo curioso me ocurre cuando escucho a Jacobites. Cuando lo hago al aire libre, no soy capaz de percibir su grandeza. Su música no termina de sintonizar bien con los grandes espacios abiertos. Las montañas y las playas. Pero sin embargo, cuando la pincho en mi habitación, toma inmediatamente relieve. Llena de magia mi cuarto. Creo que porque, ante todo, eran un grupo intimista. Se desnudaban siempre. Eran el grupo perfecto para ver en una sala pequeña. Imagino sus conciertos en bares como una fiesta inolvidable. A veces me recuerdan a Marah. Un grupo que hubiera hecho arder un teatro y hubiera puesto patas arriba recintos cerrados pero que posiblemente habría perdido fuerza sobre un escenario grande. Porque, aunque pueda parecer lo contrario, eran sutiles y delicados además de peligrosos. Imprimían suavidad e inmensos matices a la locura y al desenfreno. Mordían en las distancias cortas porque, ante todo, eran frontales y directos. No se guardaban nada. Probablemente un auténtico fan de jacobites puede acabar tan exhausto de escuchar sus discos como los músicos de interpretarlos. Ante todo, porque eran concisos y francos. Hablaban en voz baja. No necesitaban gritar para causar torbellinos ni remolinos.

                                                            ………………..

Todos los discos de Jacobites son recomendables. Por citar algunos, Howling Good times es una bomba. Una conversación de tú a tú con los Stones y los músicos negros del pasado. Un trallazo de maravilloso rythm & blues de antaño que seguro que hizo las delicias, a su vez, de Jon Spencer. Old Scarlett una joya folkie llena de grasa rockera fuera de tiempo. Y God Save us una intensa oda al rock vicioso y aguerrido. Pero, sin dudas, el mejor es Robespierre’s Velvet Basement. Yo creo que de esa obra mamaron hasta atragantarse tanto Stones Roses como Primal Scream o The Charlatans. Es sin dudas, una cumbre del rock inglés de los 80. No puedo concebir no haberla conocido hasta hace apenas mes y medio. Porque es inmensa dentro de su contención. De hecho, es desbordante, sí, pero también introspectiva. Es una sucia delicia glam con aires de batalla de bar y estornudo punk. Un disco que suena atemporal y rememora infecciosamente los aires psicodélicos del pasado. Una colección de canciones elegante y desmadejada a la vez, ideal para escuchar tirado en el suelo en medio de un bar o mientras se recorren los barrios más oscuros de una gran ciudad. Un pellizco bien dado al Exile on Main Street de los Stones y al folk campestre, galáctico y callejero. Pop con sabor a garage; a té mezclado con marihuana y a motocicleta descuartizada. Shalam

أخمد الكثيرون الحرائق بزجاجات مليئة بالبنزين

Muchos apagan fuegos con botellas llenas de gasolina

3 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen:….los dos nos dicen: es que no habia hora en la peluqueria y se nos ha ovidado como se hace una cola……………………….
    2ºimagen:…..bueno, a nosotros hemos podido salir antes de la complicada situacion(«el angel exterminador»)…
    3ºimagen:……la hora feliz!!!!!!!
    4ºimagen:……..despues de la peluqueria………dispara!!!!!!……click!!!!!
    5ºimagen:….en el lugar de las dos figuras humanas ponemos dos grandes y alargados si! si!…….conformando asi uno de los carteles de: https://www.youtube.com/watch?v=8EdxM72EZ94……y oye no me resisto a enviarte este live prince- eastwood con olor a big band……uhhmm………..jajajjjj…….

    Responder
    • Mercader

      jajajaj… todo esta intervención está dedicada a las peluquerías. Mis letras por tanto deberían acabar afiladas como si fueran tijeras. Sí. Ambos decían no nos peinamos y nos da igual. Ya ni cola y mucho menos cita previa. ¿Te los imaginas llamando a pedir cita previa? Bueno. ¿Por qué no? Muy buena y sorprendente la referencia a El ángel exterminador. Sustituiría la hora feliz por ¡viva la vida loca! Está muy bien lo de los síes. Encajarían perfectamente en el mítico tema de Prince. No sé si has escuchado la reciente reedición de Sing of the times. Viene con material inédito. Una locura. Eterno.

      Responder
  2. andresrosiquemoreno

    ok……………no la he escuchado, ni sabia de el……..extraordinario……….ire a su captura sobre todo de los temas ineditos y de los live no publicados………………..mucha molla para mojar…………pan……….

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

Contenido relacionado

Videoaverías

Averías populares

La iglesia del ruido

Hay algo que me suele ocurrir cuando escucho las ruidosas sinfonías de Glenn Branca: que cuanto más ruido emiten las guitarras más paz siento. Por...
Leer más
Share This