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Cacerías (2)

Ene 10, 2021 | 2 Comentarios

Dejo a continuación la segunda parte de este avería sobre La última cacería. El mítico cómic de J.M. De Matteis y Mike Zeck. Ahí va:

Cacerías (2)

Una de las grandes bazas de La última cacería es, sin dudas, el apartado gráfico. Mike Zeck se sale. Creo que nunca jamás llegó tan lejos como aquí. Justo es decir que si se asoma a los más profundos abismos es gracias al inteligente, preciso e intuitivo entintado de Bob McLeod y los tenebrosos colores utilizados por Janet Jackson. Los cuales contribuyen decisivamente a que el dibujo de Zeck, a pesar de retorcerse sobre sí mismo y expandirse continuamente, vaya más allá del expresionismo. De hecho, es casi más propio del cómic de terror que del de superhéroes. En cualquier caso, encaja perfectamente en ambos géneros. Las siluetas de los personajes se encuentran perfectamente delineadas. Sus músculos muy bien marcados. Pero, al mismo tiempo, parecen espectros. Seres desbordados o bien por la pasión o por una especie de maldición.

Zeck capta perfectamente la desesperación y la locura de Kraven. Le bastan unas cuantas viñetas para hacernos sentir su enorme tormenta interior. Sus delirios existenciales. La violencia megalomaníaca que lo embarga. En definitiva, para convertirlo en lo que deseaba De Matteis: una mezcla entre el famoso supervillano de origen eslavo (su verdadero nombre es Sergei Kravinoff y es hijo de un aristócrata ruso que emigra a Estados Unidos tras la Revolución) que reinaba en la selva y un desquiciado personaje de Dostoievsky. Un pariente lejano de los Karamazov. Un Raskolnikov con la capacidad de hacer realidad las fantasías de Nietzsche sobre el Superhombre y enterrar a Spider-man. Acabar con ese movedizo trepamuros que lo había vencido y humillado desde sus primeros enfrentamientos. Para la historia quedan esas viñetas en las que Kraven devora arañas intentando usurpar la identidad y esencia de su enemigo y regodearse en su venganza. Un ritual de apareamiento que une los rostros de la víctima y el verdugo de esta escalofriante historia.

En cuanto a Spider-Man, Zeck también se luce. El apartado gráfico de su entierro es oscuro y movedizo. El reflejo de una pesadilla y del violento ritmo de la selva. Una mezcla entre una película de la Hammer y otra de zombis. No sé si exagero, pero creo que por momentos parece casi como si a Egon Schiele se le hubiera encargado dibujar profesionalmente un relato de Edgar Allan Poe protagonizado por un hombre araña. Además, la manera de describir al trepamuros destaca y radicaliza las cualidades arácnidas, puramente viscerales e inconscientes del personaje en las que, inexplicablemente hasta entonces, muy pocos dibujantes habían puesto el foco. Dejando por tanto vía libre a la exacerbación que de estas características desarrollaría en breve Todd McFarlane. Quien terminaría por extremarlas de tal modo que propiciaría las muy desdichadas caricaturas posteriores realizadas por otros dibujantes metidas con el calzador y la excusa de la vanguardista modernidad y la estética de videojuego por los jerifaltes de Marvel.

Zeck sin embargo no cae en efectismos baratos. Es tenebroso y solemne. Elegante y altivo pero también lo suficientemente hábil como para permitir que los superhéroes respiren. Destaquen. Brillen. En definitiva, su dibujo tempestuoso provoca una sensación de zozobra clave para introducirse en una historia extrema que sus grafías sobredimensionan de la manera adecuada.

Obviamente, Zeck no se hubiera lucido como lo hizo de no ser por el guión. El escritor favorito de De Matteis era Dostoievsky y al menos en esta historia eso se nota desde la primera hasta la última viñeta.  De hecho, De Matteis no se plantea la caza de Spider-Man acometida por Kraven como una batalla al uso sino como un desahogo existencial de un personaje henchido de orgullo incapaz de soportar la derrota y que no en vano no disfruta tanto de enterrar y vencer a su contrincante sino de que éste sepa que ha sido derrotado, le ha suplantado la identidad y ha demostrado ser al fin superior a él. Un trascendente acontecimiento que libera su tortuosa mente del recuerdo de la araña y le permite ajustar cuentas al fin consigo mismo y su pasado. Enfrentarse a sus fantasmas en un proceso de expiación personal del que ciertamente no sale muy bien librado porque, como los grandes personajes del novelista ruso, su conciencia le dicta acabar con su propia vida del balazo de un rifle. Transformar su muerte en un acto de suprema libertad nihilista por medio de la que logra el trofeo de vencedor de toda batalla librada frente a Dios y los hombres. Asumiendo su fracaso existencial pero al mismo tiempo convirtiéndose en un héroe invencible. Ese héroe absurdo del que hablaba Albert Camus que nadie podrá destronar del reino de las sombras.

Más allá del trágico arco argumental refrendado por los versos de William Blake y la dinámica nihilista de Dostoievsky, destaca sin dudas la atmósfera del cómic. Esas ráfagas de lluvia, la profunda noche que invoca tensión, crueldad y desesperanza. Y también por supuesto son memorables los rituales. Esos bailes tribales en medio de los que Kraven desplaza su cuerpo como un animal ensamblándose con el enemigo que desea destrozar, los cuales probablemente transmitan más sobre el significado profundo de La última cacería que cualquier ensayo o explicación. A ellos debe ir quien desee acceder al corazón de la historia.

Dicho esto, La última cacería no es Watchmen. No es la gran obra del cómic moderno. Es historia con mayúsculas de Spider-Man pero no del noveno arte en su conjunto. De hecho, posee bastantes irregularidades que no empañan, eso sí, su grandeza. Diré cuáles son estas bajo mi punto de vista.

Creo que, en realidad, no llega a ser sublime porque su arco argumental aparece como de la nada. No ocurre como con La saga de Surtur en Thor donde lentamente se nos va preparando para un clímax inmenso. En 6 numeros tenemos condensada una de las mayores epopeyas de Spider-Man. Y esto es demasiado poco. Creo que la narración habría ganado si se nos hubiera ido aproximando al nuevo Kraven lentamente, a lo largo de 15 o 16 números en los que la figura amenazante del salvaje ruso hubiera ido apareciendo a cuentagotas en una o dos páginas o viñetas, hasta que hubiera tomado todo el protagonismo, consecuencia lógica de un proceso meditado y estructurado durante meses o años del que seríamos cómplices expectantes.

También por supuesto me sobra el personaje de Alimaña. Creo que De Matteis lo introduce para darle un aspecto más lúgubre a la historia, pero no era necesario. Básicamente porque la clave es el enfrentamiento entre kraven y Spider-Man. La intensidad de la lucha de ambos es tan grande que al final un personaje tan interesante en cualquier otro contexto, aparece como un mero añadido anecdótico que roba protagonismo y despista de lo verdaderamente importante. Creo que no soy el único lector que hubiera preferido intercambiar las páginas dedicadas a este subterráneo monstruo por ahondar más en las raíces familiares de Kravinoff. Explorar la psicología de sus padre y el origen de su fortuna.

He leído por cierto también en algunos foros que tampoco la figura de Mary Jane aporta demasiado a la historia. Ni estoy de acuerdo ni en desacuerdo. Mary Jane tenía que estar porque es la esposa de Peter Parker. Eso era obvio. Otro asunto es lo que su presencia aporte. Pero lo que nadie me podrá negar es que la magnética escena en la que Kraven aparece con el traje de Spidey y la salva de una agresión por parte de uno malechores es una de las cumbres de esta intensa historia.

Dije ayer que explicaría qué habría hecho yo de tener este incendiario material en mis manos y ser un editor con absoluta libertad de decisión. Voy a ello.

Para empezar, habría magnificado el entierro de Spider-Man. Las dos semanas que pasa bajo tierra las hubiera convertido en un año en la vida real. Así que los lectores de las tres colecciones se hubieran encontrado durante 12 (o 36) números historia sin su lanzaredes favorito en los que hubiera aprovechado para dotar de mayor realismo a las historias. Los guiones se centrarían en la depresión de Mary Jane, la desesperación de tía May, la tristeza de Betty, las dudas y remordimientos de Flash y en las diferentes reacciones de villanos, amigos y compañeros o jefes del desaparecido Peter Parker. Durante un año conoceríamos un mundo sin Spider-Man en el que Kraven reina como hombre araña maligno. Sabríamos lo que es exactamente esa vida sin héroes a la que se refería Gene Simmons en una deliciosa canción de The elder. Tal vez Mary Jane se apoyaría sentimentalmente en alguien o decidiría acudir a un psicólogo, probablemente Jonah Jameson se arrepintiera de sus constantes diatribas contra Spider-Man y, por supuesto, aparecerían nuevas tramas relacionadas con Harry Osborn, Ned Leeds o la Gata Negra. Queda claro que las ventas bajarían pero estoy seguro que no el prestigio. Además, eso le hubiera dado realismo al cómic. Lo hubiera hecho incursionar en otros territorios. Romper su zona de confort.

En definitiva, hubiera sembrado el terreno de difusa normalidad, orfandad, historias comunes, terror y desazón hasta el épico y esperado retorno de nuestro trepamuros favorito un año después en un arco narrativo (muy similar al que conocemos) que se continuaría en las tres colecciones y que, por supuesto, ¿cómo no?, terminaría con el suicidio de Kraven. También hubiera redactado un contrato con expertos abogados para que nadie pudiera resucitar jamás al violento cazador y, de hacerlo, tuviera que pagar una fortuna. Y en fin, estoy seguro de que la historia de Peter Parker, ahora sí, habría superado a la de Matt Murdock. La última cacería sería tal vez el cómic más importante de la historia moderna de los superhéroes. ¡Una bomba incomensurable en el mundo Marvel! El comienzo de una nueva era. El Apocalipsis arácnido. Shalam

تجبرنا عيون النمر على التساؤل في أي هاوية  مجهولة خلقت الحيوانات

Los ojos del tigre nos obligan a preguntarnos en qué ignotos abismos fueron creados los animales

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen:…..arrea…….el colega se ha quitado el antifaz……. le parece mal el anonimato o le molesta el agua de la tormenta……..
    2ºimagen:…..el forajido se ha mercado uno de los «mauser «nazi de la mili…………..jajajjjjj
    3ºimagen:…..en defensa propia …..cine mudo…..2021 piedras que ruedan por la ladera mientras que el comico huye a todo correr…………ha-ha-ha………..
    4ºimagen:……..este «hot araña» insiste en el fangal del cementerio(que tu dices poe)………..
    5ºimagen:…..veo el top 10 de las arañas mas venenosas o eso o el kra……………………..
    6ºimagen:…… hemos conseguido un hibrido entre piraña y el señor spock……….(sonrisa)
    7ºimagen:…..oye, se hace un poco efectista que el dibujante plantee todas estas viñetas chorreadas, salpicadas y atacadas por las gotas de lo que parece una tormenta con lluvia continua…………

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    • Mercader

      1) La venganza a veces no se sirve en plato frío. 2) Cacería metafísica. Un cuadro gótico renacentista situado en palacio barrco 3) Desaparecido en combate se alimenta de insectos para sobrevivir y matar. Entrenamiento criminal. 4) Monica Naranjo: ¡Sobreviviré! 5: Héroe absurdo. 6) Un hijo de Mr Hyde. 7) No llueve nunca a gusto de todos.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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