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Corrección

Feb 21, 2019 | 0 Comentarios

¿Qué ocurrirá el día que no tenga mas novelas de Thomas Bernhard que leer? Obviamente no lo sé, pero sí que ese día no será sencillo. Bernhard es mi droga más eficaz, mi más contundente ansiolítico. Ahora mismo estoy a medio leer Corrección y estoy de nuevo impresionado. Su prosa es una sierra mecánica. Una jaula furiosa. Una avasalladora tortura gramatical. Leo a Bernhard y no sé de qué escribir y si se puede escribir algo que tenga sentido después de leer a Bernhard. Leo a Bernhard y toda frase no escrita por Bernhard parece redactada por adolescentes y la literatura en general un juego de niños. Bernhard habla claro. Es el único escritor que habla claro porque lo odió todo y se rió de todo. A Bernhard lo criticaron mucho tras sus dos o tres primeros libros. Aseguraban que se repetía. Que no aportaba ya nada nuevo. Tal vez porque esos periodistas desconocían lo que es la intensidad. Lo que es la precisión de una metralleta. Esa tensión que sólo tiene la hoja del verdugo y que poseen cada una de las frases que escribió y cada una de las tramas que compuso. La mirada de las hienas y los lobos y el aliento del nazi. La violencia del misántropo y la ferocidad del asesino.

Bernhard es un criminal literario. Un cazador. Escribe sin piedad. Como un animal. Es una mezcla entre un psicópata y un militar. Corrección es tan exacta, tan salvaje y tan corrosiva que deja sin aliento. Leo 20 páginas y necesito salir a respirar. Caminar. Gritar. Bernhard es un sádico. Un torturador. Es el único escritor que ha conseguido que las frases literalmente tiemblen. En todos sus libros las palabras aparecen borrosas porque no cesan de moverse. Son un reflejo de los giros y movimientos de la cabeza del autor austriaco. De la epilepsia y la locura. Del hastío total y absoluto. Sus libros son submarinos. Disparan contra la civilización desde los océanos. Tienen como meta y objetivo la destrucción, la completa aniquilación del mundo. Y por momentos no sólo lo logran, sino que además consiguen que disfrutemos con ello. Y que el mal no se convierta en una opción sino en una urgente necesidad para depurar los bosques, sanatorios e institutos de una vez. Shalam

رَبُّ غَضَبٍ أَدَّى إِلَى عَطَبٍِ

Reprocha antes de castigar

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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