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El pasado de Ripley

Oct 8, 2020 | 4 Comentarios

Supongo que estaremos de acuerdo en convenir que el momento y la forma en que leemos un libro puede ser tan determinante para valorarlo como su calidad. Soy consciente de que se puede realizar un ensayo muy agudo sobre este asunto pero no es mi intención en este momento. Si digo esto es porque hasta el día de ayer tan sólo había leído dos novelas de la saga Ripley; Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro. Ambas las leí con 18 o 19 años absolutamente fascinado por el personaje y sus aventuras. Me quedó muy claro que Patricia Highsmith era un genio. Pero por algún difuso motivo, no había vuelto a adentrarme en ninguno de los libros que consagrara al famoso asesino. Lo que ha provocado que mi reciente inmersión en El talento de Mr. Ripley se encuentre llena de descubrimientos. Desconocía, por ejemplo, (si había alguna referencia a estos hechos en las novelas citadas, desde luego, la había olvidado completamente) que los padres de Tom habían perecido ahogados en el puerto de Boston durante su infancia y que había sido criado por su tía, con quien no obstante mantiene una  relación muy distante. En determinados momentos del texto, la describe de hecho como una mujer avara y fría que apenas lo apoya económica o anímicamente. Datos que, en definitiva, explican mucho mejor el carácter del magnético personaje. Su aversión a la pobreza y su desesperado deseo de ascender socialmente y disfrutar de la opulencia.

Yo conocí a Tom Ripley maduro, cuando ya era el rey del mal, de la suplantación y de la hipocresía, y ha sido, desde luego, realmente sugestivo rastrear su origen y encontrármelo joven (aclaro por cierto que no he visto aún ninguna de las adaptaciones cinematográficas de la novela). Realizando sus primeros timos. Haciéndose pasar por un agente de Hacienda en Nueva York. Cruel, sí, pero todavía tierno. Ambiguo y complejo, sí, pero con rasgos de inocencia palpables. En suma, con todo su malévolo y maquiavélico ingenio por desarrollar.

¡Dios! ¡Qué personaje más fascinante! Pienso que, en gran medida, es el tío de Patrick Bateman. Highsmith logró algo perverso gracias a él: hacernos amar el mal. Convertir el crimen en algo bello; tan seductor como la moda y el lujo. Supongo que alguien lo haría antes que ella, pero no sé si con su talento. Me refiero a que, en vez de montar la tradicional trama en la que un detective, un policía o un grupo de individuos intentan descubrir al autor de un asesinato o un robo, el punto de vista que adopta el narrador es el del asesino. Así que la pregunta que nos hacemos no es quién mató a tal o cual persona y por qué sino cómo logrará el villano escaparse de sus captores gracias a su frío carácter y trucos. En realidad, a veces pienso que Highsmith ideó a Tom para burlarse socarronamente de las fuerzas del orden. Ridiculizar ese mundo establecido que tanto despreciaba y en el que no encajaba. Probablemente este fuera su principal objetivo además de su ya consabido deseo de luchar contra el aburrimiento. Pero creo que, como suele ocurrir con la gran literatura, llegó mucho más allá. Porque Tom es el reflejo perfecto del triunfador en las sociedades posmodernas. Tom Ripley es una viva imagen de los presidentes de España, Suiza, Francia, Italia y unas cuantas naciones más. Es el seductor perfecto. Un vendedor de ilusiones. El triunfador narcisista por excelencia. Es, en definitiva, un Dorian Gray enamorado no tanto de su belleza sino del engaño, como tantos y tantos políticos de todos conocidos.

¿Cuál es mi opinión de la novela? ¿No ha quedado claro? ¡Una puta bomba! ¡Una delicia! ¡Una maravilla! La comencé ayer por la noche y la he terminado hace unas horas completamente absorbido por el desarrollo. Me ha sido imposible prácticamente realizar otras actividades mientras la leía. Consultaba un artículo en prensa e, inmediatamente, pensaba en Tom deambulando por Roma. Decidía dar un paseo y lo postergaba a los pocos minutos para continuar leyendo. Así que la he terminado en menos de 24 horas con el mismo ímpetu salvaje y curioso con que devoraba libros en mi primera juventud. Siendo sinceros, han existido ciertos detalles del texto que me han parecido inverosímiles, (ese testamento final; que ni la policía italiana ni el detective norteamericano lleguen a sospechar completamente de Tom), pero Highsmith logra crear tal atmósfera y tensión que al final no he podido evitar suspender mi juicio crítico y creérmelo todo. He experimentado de hecho tal dicha con la lectura que me he sentido inmensamente apenado al terminarla y para reponerme, he comenzado inmediatamente La máscara de RipleyShalam

الحمى تحفز الخيال

La fiebre estimula la imaginación

4 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen: ……oye, a mi esta imagen me parece la de un transexsual……(la chica danesa.2015)……..por cierto alicia vikander es una «superlacion»…………..
    2ºimagen: ………me meto o no me meto en el rio……(en est caratula mr repley es un afluente……….
    3ºimagen:……..con chaqueta de jugar al golf (a.delon) man in the mirror(m.jackson) y ve al «chulancano insinuante»………..https://www.youtube.com/watch?v=PivWY9wn5ps……(escalofriante el señor que sobre el minuto 2:30 y 2:35 mutilado de una pierna(dech) da saltos y dispara una metralleta)…………..

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  2. Mercader

    Bueno. Highsmith no era transexual pero sí bisexual y lesbiana. ¿Qué es una superlación? Muy buena a imagen del río. Ripley como afluente. Cierto. En esa escena Delon era un «man in the mirror». Muy cierto. Sí increíble la foto del mutilado. Entre tanta cascada de imágenes, si no me lo hubieras dicho, no me hubiera dado cuenta.

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  3. andresrosiquemoreno

    ya sabes…..superlacion=excelente……a highsmith parece haberla tratado muy mal el tiempo lo digo por su aspecto(tampoco es para eso, no?.)….tambien la veo un poco david carradine(por cierto vaya muerte la del amigo saltamontes en bangkok!!!!…..(sonrisa)…..

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    • Mercader

      Vale. Ahora entendí mejor a lo que deseabas referirte con viklander y la superlación. En cuanto a Highsmith era misantropa. Creo que bebía mucho. No sé. Pero realmente, no soportaba a la humanidad. O no demasiado. Y disfrutaba su soledad. Aunque también la sufría. Su infancia fue un tanto tortuosa y su rostro era reflejo de esos sucesos. También gracias a ello fue tan buena escritura. Aunque ella no cesaba de escritir. Digamos que la escritura no fue su felicidad sino su droga. David Carradine… jajaj.. sonrio.. yo también

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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