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London Calling

Oct 20, 2021 | 2 Comentarios

London Calling es, sin ninguna duda, el Disco de The Clash. Su obra de referencia. Un conjunto de canciones que compararía a un paquete de tabaco negro y a una película de Bogart. Porque son secas y nocivas y a la vez poseen un marchamo clásico muy acusado. Todas juntas parecen la banda sonora de un documental sobre el rock del siglo XX. El más espontáneo, juvenil y peligroso pero también el más elegante, curtido y maduro. El surgido espontáneamente de los suburbios, los bares de alterne situados en los puertos de las ciudades europeas y los barrios obreros pero asimismo el de los clubes de moda y las fiestas de universitarios con cierta conciencia política y espíritu hedonista.

En realidad, London Calling es un disco lleno de matices. Posee una ingente variedad estilística. En sus surcos hay de todo. Desde rockabilly, ska o reggae hasta punk, rock peleón, blues rabiosos y hits rockeros instantáneos y pegadizos de esos que revientan los bares y hacen que sus clientes muevan los pies insistentemente y desborden la barra entre trago y trago de cerveza. Pero lo crucial del disco es que todos esos ingredientes no lo convierten en glamuroso o fácil. No. Al contrario, London Calling es una obra árida. Auténtica. Es un puñetazo frontal. Es una canción de varios versos de Woody Guthrie ramificada en un manojo de reivindicativos temas que huelen a tabaco, a calle, a fiesta salvaje, a polvo y peleón panfleto político. A pesar de sus atractivos y cálidos arreglos puedo imaginarlo perfectamente sonando en mitad de una manifestación o una huelga obrera. Y también apareciendo en medio de un documental que refleje los daños provocados por las políticas neoliberales en la Inglaterra de los 80.

De hecho, en cierto modo, London Calling fue una especie de biberón de la clase trabajadora durante los años en los que Margaret Thatcher gobernó con mano dura el país de Shakespeare. Fue una obra que dignificaba tanto al rock como a las clases sociales desfavorecidas y con ánimos de lucha en la que fondo y forma, diversión y concienciación, lirismo y agresividad, locura y reflexión, se encontraban perfectamente equilibrados.

Un mérito que hay que achacar por supuesto a los componentes de una banda que no había cesado de crecer desde que grabaron su primer disco pero también a Guy Stevens. Un productor aguerrido y correoso que poseía un sentido del ritmo muy particular, parecía haber nacido en un bar o una cabina de dj, y tenía un carácter lo suficientemente altivo y confiado como  para retar a los músicos, desafiarlos y exprimir sus cualidades al límite. Sin piedad ni concesiones. Consciente probablemente de que por sus manos pasaba la supervivencia del rock más aguerrido y furioso. Ese que en su momento encarnó un Elvis Presley cuyo primer disco se reivindicaba y homenajeaba en la icónica y tantas veces loada portada de London Calling. Una fotografía de Paul Simonon golpeando su bajo en el suelo en medio de un concierto de New York que condensaba con absoluta rotundidad y rabia el espíritu del rock. Ese primigenio grito que el punk se encargó de hacer escuchar de nuevo con la crudeza y al volumen necesarios.

Ciertamente, London Calling es un disco tan personal e intransferible, tan auténtico, que creo que que lo más lógico es que no contentara ni a los fans punks de la banda ni a los fans rockeros. Pero la magia que emerge de sus surcos ha logrado algo especial. Que guste y, sobre todo, convenza a todos por igual. Incluso los fanáticos del heavy metal creo que lo miran con respeto. Son conscientes de estar ante algo serio. Una obra que no reivindica los sueños sino la realidad. No reivindica las aspiraciones sino los cojones que cada uno le echa a la vida para luchar por sus derechos y salir adelante. No es la música que hay tras el Apocalipsis. No es música que hable de un fin y un ocaso sino que es música de resistencia. Es sudor, orgullo y clase. Temperamento y energía. Una camisa cara y unos pantalones vaqueros gastados.

 En suma, London Calling es una inyección de adrenalina para soportar y combatir en el día a día. Un tanque en medio de una discoteca. Una ametralladora cuyos disparos hacen mover constantemente los pies que además es espejo y reflejo no sólo del alma de Inglaterra sino de una Europa evanescente cuyo viejo espíritu e identidad estaban perdiéndose lentamente en medio de intensas explosiones provocadas por el goloso capitalismo. Motivo por el que cuando lo escucho pienso tanto en Jean Pierre Melville como en Ken Loach; tanto en revoluciones abortadas y anarquistas muertos como en obreros bailando y bebiendo; tanto en filósofos luchando contra la sociedad del espectáculo como en sindicatos obreros imposibles de controlar por el Estado. Pienso, en definitiva, en esa batalla cotidiana que millones de personas libran cada día por alimentar a sus hijos y también en la fiesta que merecidamente se pegan cada sábado para celebrar haber cumplido sus objetivos. Pienso, sí, ya no en lo grande que es el rock sino en lo necesario que es (o fue). Shalam

إذا كانت حقيقية ، فهي بسيطة ، وإذا كانت بسيطة ،  فهي صحيحة

Si es real, es sencillo, y si es sencillo, es verdadero

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen:….el campesino poco antes del angelus….homenaje a millet…..y a dali…..
    2ºimagen:…..los sustituyo en la misma posicion y orden por 4 farolas flexionadas cavando el campo……
    3ºimagen:…..pacto de sangre…..
    4ºimagen:…..spanish bombs,….. yo te quiero infinito…..yo te acuerda oh mi corazon…..on the costa brava…..
    5ºimagen:…..3 años, de julio de1936 a abril de1939…………
    PD:…https://www.youtube.com/watch?v=wHmt7pDq_Uo….a.celentano…chi no lavora….1970………cachondeo reivindicativo….otra manera de anarquismo, jajajjj….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Albert Pla enloquecido haciendo del asesino de La matanza de Texas. 2) Banda tributo a Elvis con aspecto muy cuidado. 3) Pink Floyd entrando en la era punk. 4) Mezcaleros. 5) Tres zombis tocando para un público compuesto por muertos. PD: excelente actuación. Su vestido negro. Los acompañantes a izquierda y derecha. Una maravilla.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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